Zidane, Rey de Reyes (pese a todo)

Para marcar un golazo como lo hizo Zidane desde el punto de penalti, además de ser un prodigio con el balón en las botas, hay que tener la mente muy fría; y el corazón muy caliente para lanzar la cabeza contra el defensa italiano. Zidane no es menos grande de lo que era antes, que nadie se confunda, sigue siendo humano, como todos, y tiene en unas ocasiones arranques de genialidad (con mucha frecuencia), y de genio en otras. Jugadas más sucias que la que ha protagonizado Zizou ocurren cuarenta en un partido. Entradas directas a la tibia, patadas por detrás, agarrones en el barullo del área que impiden jugadas de gol (con el árbitro a metro y medio y sin pitar nada) ... y ahora todo el mundo se escandaliza por un cabezazo más aparatoso que dañino, cuánta hipocresía. No se trata de una disculpa, sino de un enfoque proporcional. El fútbol sigue teniendo el mismo rey, aunque a algunos incautos les parezca que los italianos le han destronado. Y la razón es muy sencilla: ningún destructor puede ocupar el puesto de un creador. Y los italianos no son nada más que eso, destructores de fútbol que aprovechan muy bien sus pocas oportunidades.



Sólo las salidas del terreno de juego de Vieira, Henry y Zidane, por este orden, han permitido a los italianos respirar y mirar al cielo pidiendo clemencia. Porque el dominio francés ha sido abrumador, y les ha confirmado como los vencedores morales de la Copa del Mundo 2.006. Solamente contra Alemania se vio algo de fútbol por parte de los transalpinos. Triste triunfo el del que levanta la copa sin brillar. Flaco favor al fútbol el que siempre proporciona Italia, tanto con sus clubes como en la selección nacional. Ejemplo para los que llegan de cómo no se deben hacer las cosas.

Alemania2006