Sobre racismo, medios de comunicación e inmigrantes
Voy a cambiar un poquito las tornas con respecto al anterior post.
Día tras día nos encontramos en los medios de comunicación noticias sobre llegadas de africanos a las costas españolas. Digo africanos, porque los hay magrebíes y subsaharianos, o moros y negros, si se prefiere. Aunque, matizo, se puede ser negro y moro al mismo tiempo, esto dependiendo de la acepción que tomemos del término moro.
Son palabras que a priori no tienen por qué tener connotaciones peyorativas pero que en la práctica las tienen. Como casi todos los términos, creo que depende más de la intención que se tiene al pronunciar la palabra que de la palabra en sí misma. Soy de los que piensan que llamar negro al negro y moro al moro no tiene nada de malo si no se pretende ofender. Por desgracia, son los sectores reaccionarios los que ensucian y embrutecen adjetivos que de por sí deberían ser neutros.
El racismo es un tema bastante estudiado en las últimas décadas dentro de la Psicología Social. Pese a que el sentimiento de superioridad y persecución hacia otras razas haya existido siempre de forma manifiesta, no es menos cierto que la evolución natural de nuestra “mente social” ha conseguido que el racismo se considere un hecho reprobable en su expresión externa, aunque “de puertas para adentro” el racismo permanece latente y se manifiesta en muchas situaciones por acción u omisión. Se trata del racismo moderno, censurable en su expresión externa pero tolerado en su dimensión simbólica.
El hecho de que las manifestaciones racistas externas sean políticamente incorrectas obliga al racista a expresar sus emociones mediante cauces aceptados socialmente. Para ello apela a un difuso sentimiento patriótico o grupal, no vinculándolo directamente con la raza sino con otros elementos en los que “el de fuera” siempre juega con peores cartas. Delincuencia, criminalidad, drogas, falta de trabajo, etc. son lugares recurrentes a los que todo racista apela. Al racista no le importan los datos, las estadísticas, lo contrastable, lo objetivo, ¿para qué sirve eso?. La respuesta emocional hostil hacia el que viene de fuera con otro color de piel es ineludible. En el racista el intelecto está de más.
En España -mal que nos pese a muchos- existe una mentalidad tremendamente conservadora y cerril respecto a diferentes y variados temas. Una considerable mayoría vive mirándose el ombligo sin importarle el resto del mundo, los que vienen o los que van, las doctrinas espirituales y filosóficas diferentes, visiones distintas del hombre, el sistema o la sociedad, el más acá o el más allá. Para ellos, el cuestionamiento del sistema de valores y creencias simplemente no existe. Las cosas son las que son, es decir, las que el complacido ignorante cree que son.
Los medios de des-información contribuyen a esa sensación. Series de TV ridículas (“casualmente” casi todas de producción nacional, donde sólo al más tonto le quedan ganas de reirse después del tercer gag), programas del corazón (del hígado se deberían llamar), reality shows convertidos en armas de idiotización masiva y bombardeos químicos de noticias hacen que el españolito medio esté sometido a distintas fuerzas subliminales que inmovilizan con frecuencia las energías del cambio sobre ciertos clichés sociales.
Paralelamente y auspiciando al bombardeo de información nos encontramos con el avance tecnológico. Cada día aparece en el mercado algo nuevo que desear, un objeto de consumo que adquirir para saciar el hambre materialista. ¡Pero qué desarrollados y “primermundistas” que somos!
A todo esto, según una investigación de la Caixa de Catalunya y la Universidad Autónoma de Barcelona, es gracias a los inmigrantes –“moros de mierda” incluídos- que la economía española crece, por encima de lo esperado y de la media europea. Es decir, que las cuentas que el PP siempre estuvo tan orgulloso de mostrar durante su mandato fueron tan buenas precisamente gracias a esas personas a las que una parte nada desdeñable de su masa social rechaza.
¿Son tan peligrosos para la estabilidad del país los inmigrantes?¿O son en realidad los que están tirando de un carro que en otras circunstancias estaría en punto muerto? Menos mal que todavía tenemos paladines del sentido común como Ángel Acebes, si no fuera por ellos no sé lo que sería de éste nuestro país. ¡Arriba España, coño!
Día tras día nos encontramos en los medios de comunicación noticias sobre llegadas de africanos a las costas españolas. Digo africanos, porque los hay magrebíes y subsaharianos, o moros y negros, si se prefiere. Aunque, matizo, se puede ser negro y moro al mismo tiempo, esto dependiendo de la acepción que tomemos del término moro.
Son palabras que a priori no tienen por qué tener connotaciones peyorativas pero que en la práctica las tienen. Como casi todos los términos, creo que depende más de la intención que se tiene al pronunciar la palabra que de la palabra en sí misma. Soy de los que piensan que llamar negro al negro y moro al moro no tiene nada de malo si no se pretende ofender. Por desgracia, son los sectores reaccionarios los que ensucian y embrutecen adjetivos que de por sí deberían ser neutros.
El racismo es un tema bastante estudiado en las últimas décadas dentro de la Psicología Social. Pese a que el sentimiento de superioridad y persecución hacia otras razas haya existido siempre de forma manifiesta, no es menos cierto que la evolución natural de nuestra “mente social” ha conseguido que el racismo se considere un hecho reprobable en su expresión externa, aunque “de puertas para adentro” el racismo permanece latente y se manifiesta en muchas situaciones por acción u omisión. Se trata del racismo moderno, censurable en su expresión externa pero tolerado en su dimensión simbólica.
El hecho de que las manifestaciones racistas externas sean políticamente incorrectas obliga al racista a expresar sus emociones mediante cauces aceptados socialmente. Para ello apela a un difuso sentimiento patriótico o grupal, no vinculándolo directamente con la raza sino con otros elementos en los que “el de fuera” siempre juega con peores cartas. Delincuencia, criminalidad, drogas, falta de trabajo, etc. son lugares recurrentes a los que todo racista apela. Al racista no le importan los datos, las estadísticas, lo contrastable, lo objetivo, ¿para qué sirve eso?. La respuesta emocional hostil hacia el que viene de fuera con otro color de piel es ineludible. En el racista el intelecto está de más.
En España -mal que nos pese a muchos- existe una mentalidad tremendamente conservadora y cerril respecto a diferentes y variados temas. Una considerable mayoría vive mirándose el ombligo sin importarle el resto del mundo, los que vienen o los que van, las doctrinas espirituales y filosóficas diferentes, visiones distintas del hombre, el sistema o la sociedad, el más acá o el más allá. Para ellos, el cuestionamiento del sistema de valores y creencias simplemente no existe. Las cosas son las que son, es decir, las que el complacido ignorante cree que son.
Los medios de des-información contribuyen a esa sensación. Series de TV ridículas (“casualmente” casi todas de producción nacional, donde sólo al más tonto le quedan ganas de reirse después del tercer gag), programas del corazón (del hígado se deberían llamar), reality shows convertidos en armas de idiotización masiva y bombardeos químicos de noticias hacen que el españolito medio esté sometido a distintas fuerzas subliminales que inmovilizan con frecuencia las energías del cambio sobre ciertos clichés sociales.
Paralelamente y auspiciando al bombardeo de información nos encontramos con el avance tecnológico. Cada día aparece en el mercado algo nuevo que desear, un objeto de consumo que adquirir para saciar el hambre materialista. ¡Pero qué desarrollados y “primermundistas” que somos!
A todo esto, según una investigación de la Caixa de Catalunya y la Universidad Autónoma de Barcelona, es gracias a los inmigrantes –“moros de mierda” incluídos- que la economía española crece, por encima de lo esperado y de la media europea. Es decir, que las cuentas que el PP siempre estuvo tan orgulloso de mostrar durante su mandato fueron tan buenas precisamente gracias a esas personas a las que una parte nada desdeñable de su masa social rechaza.
¿Son tan peligrosos para la estabilidad del país los inmigrantes?¿O son en realidad los que están tirando de un carro que en otras circunstancias estaría en punto muerto? Menos mal que todavía tenemos paladines del sentido común como Ángel Acebes, si no fuera por ellos no sé lo que sería de éste nuestro país. ¡Arriba España, coño!
*Viñetas de J. Kalvellido, El Roto y Nano.
14 comentarios:
No hay cosa que odie más que el racismo o el desprecio a los inmigrantes o cualquier barbarie, me molesta la gente que se siente más por tener un "status" más alto... quizá todo esto se deba a que me gusta tratar bien hasta la persona más humilde que pase junto a mi, ojala muchos se dieran cuenta de que todo en esta vida se regresa... pero no... solo muy pocos valoramos al de a lado, saludos :)
El tratamiento que se da en los medios de comunicacion al llamado 'problema de inmigracion' me parece absolutamente lamentable. Los medios de comunicacion como siempre quedandose en la superficie, contando solo lo que interesa.. Ayer lei sobre esto ademas..solo se trata de inmigrante al pobre que llega sin un euro a españa a buscarse la vida. Al tipico aleman ricachon que se jubila y se compra una casa en Marbella no le llaman inmigrante le llaman turista aunque se quede aqui a vivir. Siempre hay una doble vara de medir que hace a la gente ignorante.
Dicen que la llegada de inmigrantes a España es un problema. No cuentan sin embargo que esos inmigrantes tan personas como cada uno de los que aqui vivimos huyen de un pais donde no tienen nada. Si no tuvieran motivos para venir no vendrian desde luego. No cuentan que esos paises estan asi entre otras cosas por el sistema socioeconomico que se defiende aqui en los paises ricos que les provoca deudas externas, conflictos por intereses y que nadie les da la oportunidad de darles los medios para que se desarrollen por si solos.
Esto en la tele no lo cuentan, y si lo contaran y la gente viera como viven en realidad esas personas a lo mejor se empezaba a cuestionar el sistema y ciertas cosas que a los 'ricos' no les beneficiaria mucho..El conocimiento nos hace responsables de los males del mundo.
Nunca me cansare de decirlo. Dar lo que sobra no es solidaridad. Y en el mundo hace falta reparto de riquezas..Bueno, hacen falta muchas cosas..pero desde luego hay q ceder un poco para que otros que no tienen nada esten mejor. El abismo que crece dia tras dia entre unos poquisimos que tienen el poder y el resto del mundo llegara el dia en que se haga insostenible.
Alla cada uno con su conciencia..
Besitos niño!
yo no se donde parara esto y si viene bien o mal, lo que si se es que es una realidad y hay q aprender a convivir, se el color de la piel del vecino, como sea...besos, su
Los datos están ahí y también los ciegos que no quieren verlos y los que pretenden cegarnos con sus mentiras políticas. Llevan las de perder.
Un saludo.
Hay personas que nos pueden gustar mas o menos que otras,pero despreciar a una persona, por su color o su raza, eso lo veo muy injusto.
No puedeo decir si alguien es malo,si su comportamiento no me gusta etc...sin conocerla.
Por cierto..vivo en un sitio que hay mucha gente de otros paises y mucha gente de diferentes razas o color,no se..como tu quieras llamarlos,y te dire que en cuestion de realizar un trabajo,ellos..siempre o casi siempre trabajan en cosas que los de aqui, no quieren hacer,puede que porque les paguen menos, o no se por....pero eso bien se debe de notar en algo.
Es muy triste ver que aún se esté sufriendo por esas causas y como expuso Eme, hasta en los países más pobres existe racismo y lo digo porque vivo en uno de ellos( Rep. Dom) y como muchos sabrán nosotros compartimos nuestra isla con el país vecino de Haití y aquí no quieren saber de los haitianos ni en pintura, pero son ellos quienes hacen lo que ningún dominicano le gusta hacer.
No apoyo al racismo en ninguna escala, ni lo apoyaré nunca, porque yo no soy de Marte ni de Venus, soy parte de esta tierra en donde vivimos todos, y cada persona tiene un valor por lo que es, no por su raza, por su color o por su religión, mas bien debemos de sentirnos orgullosos del arcoiris de colores que cada quien tiene en su corazón.
Esa es mi humilde opinión
Saludos Hugo y te deseo que tengas un super feliz fin de semana
Cuando somos racistas olvidamos que somos UNO de diferentes colores, pero UNO...
Abrazos,
Isaac
Nos cuesta sacarnos esa parte animal que llevamos, si no tuviéramos raciocinio, no habría culpa, pues actuaríamos por la necesidad del momento, pero, he visto animales defendiendo a otro animal aun no siendo de su misma clase; y no tienen raciocinio.
Saludos desde Chile
Un amigo negro me dice: -ey, blanca! y yo le respondo: -más que tu.
El significado de las palabras dependen de la entonación, la mirada, el tono y sobretodo el sentimiento con que se dicen.
Os agradezco los comentarios, todos interesantes y aportando una visión particular.
Abrazos...
Completamente de acuerdo. Además de que se trata de un fenómenos imparable y el que no quiera verlo que se vaya a dar una vuelta por África.
Por cierto ¿estás al tanto de las declaraciones de Sánchez Dragó donde decía que los inmigrantes eran sucios y que no le gustaba ver tonos negros o cobrizos por las calles de Madrid? Menudo menda, pidió excusas poniéndose unas orejas de burro al día siguiente.
Saludos.
Jaja, soy abstemio y del otro bando llamado baloncesto donde por cierto se ganan cosas.
Saludos.
Sí que estoy al tanto de lo que ha dicho. Y aunque estoy de acuerdo con él en muchas cosas (la mala educación de los españoles sin ir más lejos) no puedo estarlo en este caso. Sorprendido me he quedado. ¿Habría que recordarle que su mujer es asiática?¿Y que los asiáticos y los 'cobrizos' están muy emparentados?
Un saludo.
Publicar un comentario